Una pedida de mano puede parecer solamente el preámbulo de una boda, pero hay ocasiones en las que se puede convertir en todo un acontecimiento.
Una tarde de octubre con buen tiempo en Donostia, la terraza del Auditorio Kursaal casi en exclusiva y una maravillosa vista al Cantábrico...
¿Qué más se puede pedir para que el evento sea perfecto? Un violinista.